Por Diego Tonda*

Los argentinos llevan más de 120 días de cuarentena obligatoria debido a la pandemia de coronavirus (SARS-CoV-2), con mayores o menores restricciones según el distrito, pero con la incertidumbre de cuándo se levantará esta situación extraordinaria que, por lo que se rumorea, parece que será más o menos hasta fin de año para volver a una nueva normalidad.

En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) ocurrió algo aún más restrictivo: en la Ciudad de Buenos Aires dieron la posibilidad de practicar running por unas semanas, pero se volvió atrás con la medida a partir del 1º de julio. Ahora, frente a una nueva etapa de cuarentena se podrá volver a realizar actividad física al aire libre y no solamente en la Ciudad.

Además, abrirán rubros como las peluquerías, las casas de loterías y otros que forman parte de la apertura gradual que planean los gobiernos Nacional, Porteño y Bonaerense, con protocolos estrictos y con turnos para sus clientes. ¿Y los gimnasios y los natatorios? Quedaron relegados para la consideración de la última etapa de apertura de cuarentena. Y por qué un gimnasio, con clases personalizadas, no podría abrir ahora. La gente no muere por cortarse el pelo o no jugar a la lotería, pero sí lo que se quiere es cuidar a las personas, nada más importante que combatir el sedentarismo, una de las principales causas de muertes en el mundo, y priorizar la actividad física.

Se sabe que la salud mental está ligada a la salud física y viceversa. Por ello es importante mantenerse fuerte en ambas. Realizar ejercicio en casa es un buen modo de mantenerse en forma para quienes lo venían realizando de forma sistemática, pero la cuarentena fue y es una buena oportunidad para las personas que no hacían ejercicio previo al confinamiento.

Hay que recordar que el ejercicio hace que se generen naturalmente endorfinas en el cuerpo, que contribuyen a mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés, mantener nuestro peso corporal y contrarrestar la ansiedad que produce el aislamiento. Además, como la comida suele ser un tema muy recurrente en la agenda mediática y difícil de controlar al estar todo el día en la casa, las rutinas físicas son claves para combatir ese relajamiento, mantener nuestro estado físico y peso corporal ideal.

Al estar en casa se modifican nuestros hábitos alimentarios, aumenta la ingesta y, por ende, la cantidad de calorías. Hay disminución de la calidad de los alimentos y el aumento de calorías vacías por lo que se recomiendan dos cosas: la actividad física regular aumentando el gasto calórico y el asesoramiento de un nutricionista para regular este desequilibrio causado por el encierro.

Aconsejo consultar con algún profesional, sea un profesor de educación física o un licenciado, para que nos guíe en las rutinas y establecer pautas claras de qué es lo que podemos y qué no, en base a la edad, el peso y la situación particular de cada uno, el estado físico y la experiencia deportiva previa. Las clases online sirven pero lo mejor es ser guiado por estos profesionales de forma individualizada. También es importante fijar un momento al día destinado para la actividad física, un espacio que sea sagrado y que asegure ese mínimo de actividad necesaria. Si pasaron tres meses y aún no lo hiciste no importa: hoy es el día. Empezá de forma progresiva, menos no significa poco sino que significa lo ideal para uno.

Quedarse en casa durante la pandemia no es algo que muchos pudieron elegir, sino una obligación impuesta. En este sentido, que quedarse en casa no signifique no hacer nada, sino rebuscárselas para mantenernos sanos y fuertes a través de la actividad física. El sedentarismo fue y es, seguro, uno de los grandes enemigos a combatir durante los días de cuarentena.

* Licenciado en Educación Física. Profesor de la Facultad de Motricidad Humana y Deportes de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), en la UNLAM y UNDAV; y Director del Instituto del Deporte, Investigación, Actividad Física y Salud (IDIAS).